Al final, son los procesos de oxidación los que lo sentencian todo
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“Pero el tiempo es un palíndromo, cuerpo de junco de pantano, / y cuando lo entendemos, solo queda derramar el lenguaje y describir / la manera lenta en que él abrazaba / sin saber / que el gesto era ya un sacrificio, / y que solo conseguimos abrazar así” escribe Alba Cid en su poema “Historia apócrifa de las Venus atrapamoscas o El campo magnético de la necesidad”.
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El poema pertenece al libro Atlas (La Bella Varsovia), Premio Nacional de Poesía Joven “Miguel Hernández” 2020 y escrito originalmente en gallego. Está divido en seis ciclos (europeo, africano, americano, asiático, Oceanía y Ártico) más un apéndice final de ensayos sobre las flores; una suerte de diálogo con Karl Blossfeldt construido a base de notas al pie de varias fotografías.
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En el Atlas De Alba Cid hay mapas, cartas de navegación, dibujos, historias apócrifas, trípticos, formas de entender y amar a la naturaleza, fotografías, alucinaciones; invocaciones varias.
Ritos
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Como bien apunta Chus Pato, el libro está preñado de “referencias culturales que se contemplan desde una mirada excéntrica que fermenta en rebeldía”. Lo que en otros términos, se podría decir que es mirar con asombro la forma en la que el mundo se ha documentado, literaturizado en las diferentes épocas de la existencia de la humanidad.
Y ello provoca necesariamente el asombro; aunque quizá diría que más bien la perplejidad, una forma de desestructurarlo, de violentar la linealidad de la historia (pues los ejes temáticos, temporales y espaciales campan según su propia motivación en el libro, sin plegarse a razones o concomitancias).
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Pero, con todo: una verdad surge del libro, que la oxidación es lo que marca el principio y el fin.
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Sirve esta especie de sutil cosmología poética de Alba Cid para dar cuenta del boomerang de esta newsletter últimamente, que tan pronto se viene en domingo como en lunes, caprichosa de sus afanes y necesitada de sus tiempos (palindrómicos)
[Se ha de hacer notar también que se me ha estropeado el portátil y apenas he estado en casa estos días, y lo de escribir en el móvil así cosas largas lo llevo regulinchi]
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Newsletter que, incluso a veces, llega a su tiempo convenido y se pliega a las razones del atlas del calendario, y comparece briosa y feliz los miércoles.
Así que esperamos que la ineludible oxidación de los lugares y los tiempos últimos no le pase demasiada factura y vuelva vívida, tranquila y ecuménica este próximo miércoles.
[ya con la escritura tranquila, también, del pc de sobremesa]
Y que Vds. acaben de disfrutar lo que queda del fin de semana.